Libertad para denunciar
El caso Watergate significó un momento cumbre del periodismo de investigación. La interferencia del poder trató de hacer lo suyo, pero los periodistas Woodward y Bernstein tuvieron el apoyo de la opinión pública; el interés de las mayorías fue el gran estímulo que los reporteros precisaban para arriesgarse y descubrir.
Estados Unidos fue el país pionero en cuanto a Periodismo de Investigación se refiere. Con el escándalo Watergate se consagró este tipo de periodismo y el rol de los medios de comunicación en toda democracia.
Un nuevo Watergate podría darse en España en la actualidad si contásemos con una legislación que facilitara y apoyara en mayor medida la libertad de información. También si se consiguiera desarrollar una férrea ética profesional que no temiera a los poderes públicos.
El periodista puede sufrir la censura sutil, que en ocasiones brota de la misma sala de redacción, cuando el editor entra en connivencia con el poder económico, con el político o con el religioso para censurar, acallar u “ orientar” una información.
No habrá un nuevo caso si los periodistas temen a unos jefes que no saben estar a la altura de las circunstancias, como Ben Bradlee que dio vía libre a los reporteros Woodward y Bernstein para que investigaran el caso que le costaría la Presidencia a Richard Nixon. No habrá otro caso Watergate si los periodistas no se sienten suficientemente respaldados por las leyes y por unos editores valientes en un ambiente mediático abierto.
A la prensa le queda mucho por decir y por denunciar. No se puede renunciar al Cuarto poder. Se necesita de la investigación , del acercamiento e interpretación experta de los problemas de la sociedad. Y, para poder conseguir esto, se precisa más valentía por parte de todos, más honradez profesional, mentalidades más abiertas y mejores leyes. La prensa siempre deberá desempeñar un papel decisivo en el fortalecimiento de la democracia y el fomento del desarrollo, no lo olvidemos.